Las tendencias actuales en maridajes van más allá de los clásicos emparejamientos de vinos y alimentos, integrando una mayor creatividad, diversidad y experimentación.
Reflejan un enfoque más flexible y abierto, donde la experimentación, el descubrimiento y la prueba, la sostenibilidad y la personalización están al frente de la experiencia culinaria.
La sostenibilidad también está influyendo en los maridajes. Los sommeliers y chefs buscan vinos, cervezas y alimentos de origen local para reducir la huella de carbono. Esto incluye maridajes "kilómetro cero", donde tanto la comida como la bebida provienen de la misma región.
Más allá de solo emparejar sabores, los sommeliers ahora juegan con texturas. Por ejemplo, la cremosidad de un queso puede maridar con un vino espumoso o un plato crujiente con una bebida de textura suave y aterciopelada.
La personalización está a la orden del día, con opciones de maridaje adaptadas a los gustos y preferencias personales de los comensales, en lugar de seguir reglas estrictas. Los sommeliers pueden trabajar más estrechamente con los clientes para descubrir sus perfiles de sabor preferidos y crear maridajes únicos.
Con el aumento de dietas basadas en plantas, el maridaje para comidas veganas y vegetarianas está en auge. Se busca emparejar vinos, cervezas y otras bebidas que realcen los sabores vegetales. Por ejemplo, vinos con taninos más ligeros o sakes secos pueden funcionar bien con platos de verduras asadas o ensaladas.
La globalización ha impulsado una mayor experimentación en maridajes interculturales. Los chefs y sommeliers están mezclando alimentos de diferentes tradiciones culinarias con bebidas que normalmente no se considerarían, como maridar comida india con vinos tintos ligeros o mezcal con platos mediterráneos.
Las combinaciones de dulces y salados están en tendencia, como maridar chocolates amargos o postres con vinos fortificados o whiskies. También se ha popularizado el emparejamiento de alimentos salados como quesos con vinos dulces como los de vendimia tardía.
El té, tanto frío como caliente, está emergiendo como una alternativa seria al vino en maridajes. Se utiliza especialmente en restaurantes de alta cocina para complementar platos delicados o complejos. Té verde con sushi, té negro con carnes o té oolong con postres ligeros son algunos ejemplos de esta tendencia.